Sus miradas se cruzaron a cinco metros, sus ojos azules contra los ojos verdes ambarinos de ella, una línea imaginaria se trazaba entre ellos, nada podía interrumpir esa mirada de deseo, sus pasos los iban acercando, tres metros, un metro, sólo un suspiro los separaba. Estaban el uno enfrente de la otra, las personas que los rodeaban habían dejado de existir.
Separados por apenas un suspiro, sin poder dejar de mirarse. La distancia entre sus labios se redujo a la nada, el primer roce fue electrizante, sus labios se unieron con una avidez reprimida durante mucho tiempo, durante toda una vida. Volvió a besar sus labios con ansias, se volvieron a golpear una y otra vez con besos cortos y fugaces, hasta que sus lenguas se unieron en una batalla, ahora dentro de la boca de ella, ahora dentro de la boca de él.