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Foto del escritorDavid Cala

Tiempo de Luchar


No sabía cómo había llegado hasta ese momento, se encontraba derrotado por completo por la vida, más que por la vida se sentía traicionado por la chica que pensaba que lo quería, no sabía qué camino seguir ahora, sus pasos, su vida, ya no tenía sentido. Hacía tiempo que había puesto por completo su vida y su felicidad en las manos de ella, pensaba que lo que habían tenido era algo especial pero las palabras de los momentos bonitos se las había llevado el viento barriéndolas de la faz de su mundo, de ese mundo que ahora sin ella a pesar de todo estaba incompleto, estaba completamente vacío, la seguía necesitando en su día a día, en sus pasos faltos de unas muletas en las que apoyarse, había basado toda su vida en ella, a sus amigos los había ido abandonado por estar con ella y ahora justo en el momento en el que por su enfermedad más la necesitaba, precisamente ahora ella lo había abandonado.

Si un mazazo terrible había sido enterarse que padecía cáncer de pulmón por el maldito tabaco que llevaba fumando desde los dieciséis años, más terrible había sido tener que contárselo a ella esperando contar con su apoyo y no solo no encontrarlo, sino darse cuenta de que no le importaba en absoluto lo que le pasase. Tal y como se lo había contado, de hecho ni siquiera le había dado tiempo a terminar de contárselo cuando ya había empezado a recoger sus cosas más importantes del piso que compartían para marcharse casi sin dar explicaciones, ya vendría a hacer la maleta y recoger el resto de sus cosas, fue lo que le dijo mientras salía por la puerta.

Los primeros días sin ella en el hogar fueron los peores de su vida, habían sido terribles, insoportables, la desazón lo corroía por dentro con tal fuerza que cualquier pensamiento que le trajese una breve porción de un recuerdo de ella lo obligaba a sentarse para evitar sentir el absurdo mareo que le hacía perder la poca cordura que le quedaba y encima en un par de días tendría que comenzar con la quimioterapia y no se sentía en absoluto con las fuerzas necesarias para afrontarla, solo tenía ganas de rendirse a todo, dejarse morir sería una buena opción.

Se hacía de noche y había llegado el momento de llorar de impotencia una vez más, una noche más, no sabía realmente si lloraba por que le faltaba ella o por el miedo a enfrentarse en soledad a su enfermedad, se quedó dormido entre las sábanas revueltas de tanto dar vueltas entre lágrimas, a un lado y a otro hasta conseguir que lo venciese el sueño.

El reloj digital que tenía en su mesilla de noche marcaba poco más de las tres de la mañana cuando se despertó envuelto en sudor y con las sábanas enredadas entre sus piernas, había soñado con ella, completamente desnuda sobre él, con su cuerpo exacto y esa mirada de deseo en sus ojos verdes, esos ojos que tanto había amado, con los negros cabellos sueltos y revueltos justo como recordaba que a ella le gustaba hacer el amor, pero al despertar recordó que ya no estaba, que solo era un puto sueño, que se había ido de su vida, que lo había abandonado sin dar explicaciones, aunque sabía de sobra que era por su cáncer, volvió a llorar, pero con más ganas que nunca se dijo que sería la última vez que lloraría por ella, esa noche aún seria el momento de llorarla pero al amanecer, al levantarse con un nuevo día seria el momento de comenzar su lucha sin descanso, la olvidaría para siempre y se concentraría en su lucha, en ganarle su batalla al maldito cáncer.


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