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Foto del escritorDavid Cala

Kassthun Capítulo V - Encapuchados



Kassthun se ocultó en el interior de unos arbustos cercanos, desde allí tenía una visión perfecta del embarcadero de madera, era el lugar perfecto para espiar a quien quiera que se acercara. Procuró estar lo más cómodo posible, pues en realidad, no sabía cuánto tiempo iba a tener que esperar, de hecho, ni siquiera sabía si alguien iría por el embarcadero esa noche, tan solo era una intuición y esperaba no equivocarse.

La noche comenzaba a caer inundando el río con un manto de bruma y oscuridad. Había perdido la noción del tiempo, de tanto que llevaba vigilando. Se le habían quedado las piernas dormidas de estar sentado sobre ellas, ya no sabía cómo colocarse. Cambió de postura para tumbarse boca abajo sin perder de vista su objetivo. Enseguida descubrió, que ahora estaba demasiado cómodo, los ojos se le empezaban a cerrar, estaba muy cansado por todos los sucesos del día.

Por suerte no llegó a quedarse dormido del todo. El sordo ruido del chapoteo de unos remos golpeando contra el agua lo espabilaron cuando estaba a punto de hacerlo. Abrió los ojos y se puso en alerta de inmediato, mirándolo todo a su alrededor para descubrir por dónde se aproximaba el bote. Era una chalupa pequeña, y lo hacía desde su izquierda, sin lugar a dudas iba en dirección al embarcadero. Alumbraban el río con un pequeño fanal que apenas les proporcionaba la luz suficiente para ver lo que había en las aguas, mucho menos para descubrir que alguien los estaba observando oculto entre los arbustos. Sobre el bote distinguió a tres personas embozadas en largas túnicas de un oscuro tono gris.

Con cierto sobresalto descubrió que en el embarcadero había otras dos personas vestidas de igual manera. Kassthun ni siquiera se había dado cuenta del momento exacto en el que habían llegado. Tenía curiosidad por saber si en sus manos llevaban anillos de serpiente, algo le decía que así era. Estaba seguro de que las dos personas que esperaban en el embarcadero eran hombres, y de los tres del bote, tan solo uno era una mujer, a Kassthun le dio la impresión de que la estaban obligando a ir con ellos.

El bote golpeó con suavidad contra las maderas del embarcadero, los hombres que iban sobre él lanzaron un cabo a los que los estaban esperando. En cuanto terminaron de amarrar el bote al único noray de madera que había en el embarcadero, el primero de los hombres descendió del bote y saludó a los otros dos. El hombre que quedaba en el bote empujó, de manera brusca, a la mujer para que también abandonase el bote, y a continuación la siguió.

Kassthun dudaba qué hacer. Estaba deseando salir de su escondite para atacarlos, desatando toda la furia de su espada bastarda sobre ellos, pero por otro lado, algo le decía que si quería descubrir qué tramaban, era mejor esperar para seguirlos cuando se internasen en el túnel. Estaba ahí para averiguar algo más sobre su pasado, más concretamente, para saber cómo había perdido la memoria, y a ser posible, para intentar recordar más sobre sí mismo. Visto de esa manera, no le quedaba más remedio que tomar la decisión de seguirlos para averiguar que estaban planeando hacer, podría tener algo que ver con su pasado. Mientras debatía internamente qué decisión tomar, pudo comprobar que su sospecha era cierta, una ráfaga de viento descubrió la cabeza de la mujer que escoltaban los encapuchados. Tenía el largo cabello del color de la miel. Esos malditos bastardos la llevaban amordazada para que no pudiera gritar. Averiguar algo sobre quién era él pasaba a un segundo plano, algo en su interior le decía que tenía que ayudar a esa mujer, era parte de su forma de actuar.

Los dos encapuchados del embarcadero abrieron la puerta oculta en la pared del puente, a continuación se internaron en el túnel que Kassthun ya había recorrido desde el sótano de la casa en ruinas hasta allí. Ahora estaba más convencido de que había pasado por alto alguna bifurcación u otra puerta secreta en su investigación inicial del túnel. Entre ellos dos y los otros dos encapuchados que habían llegado en el bote caminaba la mujer amordazada. El hombre que iba justo detrás de ella, mantenía la punta de una daga en su espalda para obligarla a caminar.

Kassthun abandonó su escondite entre los arbustos justo en el momento en el que el último de los encapuchados cerraba la puerta tras de sí. Corrió a toda prisa por la ribera del río hasta llegar al embarcadero, espero unos segundos junto a la puerta y la abrió para perseguir a la comitiva, era fácil verlos puesto que no sospechaban que alguien los seguía, y habían encendido un par de antorchas para alumbrarse en el oscuro túnel.

Avanzaba despacio, extremando la cautela, quería mantener la distancia con los encapuchados, todavía no quería arriesgarse a que lo descubrieran. Calculaba que no habían llegado a recorrer ni la mitad del túnel hasta el sótano, en ese momento, los encapuchados se detuvieron junto a una de las vigas de madera que apuntalaban los muros de arcilla. Kassthun detuvo sus pasos y se quedó completamente quieto para no hacer ningún ruido que lo pudiera delatar. La mujer forcejeó unos segundos con sus captores de manera fútil, en cuanto sintió el pinchazo de la daga en el costado dejó de hacerlo. El encapuchado que abría la marcha estuvo toqueteando la viga de madera que tenía a su izquierda durante unos segundos, hasta que se abrió una sección de pared que había entre dos vigas de madera. Confirmado, había más túneles ocultos.

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